jueves, 30 de diciembre de 2010

La desigualdad en la era líquida moderna

El sociólogo Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias 2010 de Comunicación y Humanidades, pronunció el pasado 10 de diciembre una conferencia sobre “La desigualdad en la era líquida moderna” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM. En una amena conferencia, ilustrada con numerosos ejemplos y reseñas bibliográficas, y ante los estudiantes y profesores que abarrotaban el salón polivalente de esta Facultad del campus de Somosaguas, Bauman (Poznan, Polonia, 1925) argumentó la tesis central del discurso que viene manteniendo en los últimos años: la desigualdad desde finales del pasado siglo ha ido aumentando de manera exponencial hasta situarse en niveles similares a los que se producían en el siglo XIX y, lo que aún es peor, desde entonces no se ha planteado, ni se está haciendo ahora, ningún tipo de solución estructural que permita frenar esa desigualdad, que no sólo afecta a los trabajadores, sino también a la inmensa mayoría de los países.
Para el pensador polaco –cuya conferencia fue presidida por el rector Carlos Berzosa y el decano de la Facultad, Heriberto Cairo– la sociedad moderna capitalista ha pasado por dos estados. Uno, el sólido, estaba presidido por unas relaciones entre el capital y la mano de obra más o menos justas. El capitalista pagaba al trabajador una cantidad de dinero por el trabajo que éste realizaba. En la negociación en la que se establecía la cuantía de ese salario, el trabajador tenía a su favor algunas cartas. La principal, a juicio de Bauman, era el enraizamiento que las empresas normalmente tenían en una determinada localidad o país. Quien tenía una empresa buscaba la mejor mano de obra posible dentro de su contexto geográfico y, además, se veía obligado a cuidarla, a poner las condiciones, o concesiones, necesarias para asegurar la permanencia de esos trabajadores en la empresa. Hoy, en cambio, esto ya no es así. La globalización, las nuevas tecnologías, hacen que “con llevarse el teléfono móvil y el ordenador la empresa se traslade a cualquier lugar”. Quienes tienen el capital ya no tienen que cuidar a sus empleados, porque “si no están satisfechos los devuelven o los tiran a la basura, se van a otra tienda y se compran otros”. Además, ahora tienen un control absoluto sobre sus empleados, “basta con llamarlos al móvil y no hay excusas para no cogerlo”. Esta etapa de la edad moderna, en la que el trabajador no tiene apenas cartas con las que acudir a su negociación con el capital, es la que Bauman denomina “líquida”. En esta era, a juicio de Bauman, la desigualdad entre los países también se ha multiplicado y la actual crisis económica lo ha puesto aún más de manifiesto. “No hay más que ver lo que ha ocurrido en Grecia o Irlanda, o lo que puede pasar en Portugal o… en España”

“Para concluir daré un último dato. Si hace 25 años en Estados Unidos había un 1 por ciento de la sociedad que acumulaba el 8 por ciento de la riqueza, hoy ese 1 por ciento de ricos atesoran el 23 por ciento de la riqueza americana. Lo peor –concluyó el Premio Príncipe de Asturias– es que esta tendencia se está expandiendo y nadie hace nada para pararla”.

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